domingo, 4 de julio de 2010

Mitad mujer mitad sombra


Cuando Francisca quiso prender la radio como cada día para escuchar su programa favorito de las 6 de la mañana, sintió el vacío mas que nunca. Cual droga venenosa que iba poco a poco recorriendo cada rincón de su cuerpo hasta envenenarlo por completo, las fichas comenzaron a caer nuevamente...

El aguja del dial clavado perfectamente debajo del 102. La ventana de la cocina entre abierta permitiendo la invasión de una brisa congelada sobre la hornalla de la pava para el mate. La caja colorida llena de bizcochos de grasa. El reloj de pared con dibujos de sabrosos tomates rojizos. Su blusa anaranjada húmeda secándose en el radiador caliente. Y el silencio, en el ambiente y en su interior.

Miró a su alrededor. La casa estaba diferente. Había demasiados espacios vacíos. Se sentó en la banqueta de madera, envolvió sus hombros con un poncho de lana tejido a mano, y succionó vivamente la bombilla con la intención de darle calor a su garganta. Mientras el parlante anunciaba la jornada mas fría del año.

Despacio y a ritmo lento tendió las sabanas de su cama. El colchón necesitaba ser cambiado urgentemente, el profundo desnivel del centro ya le provocaba dolores lumbares. Prendió el calefón, una vez que la llama estuvo en azul perfecto, abrió la llave de agua caliente, enjuagó la pava y algunos tenedores con restos de comida. Pensó en lo agradable que seria ver salir la luz del sol invernal entre las ramas secas de los árboles urbanos, pero con ella entre sus brazos...

La radio acompañaba con melodías italianas de pianos de cola. El plumero arrasaba sin piedad las telarañas que cada noche se formaban entre los estantes del modular de la televisión. Francisca odiaba los bichos de departamentos, y era obsesivamente dedicada a la limpieza de su casa. Ahora pasaba franela por los cuadros del hall. El mas lindo era el del Coliseo Romano. Las noticias de las 7.30 no eran para nada alentadoras. Choque en panamericana y otro recorte presupuestario en las jubilaciones. Rápidamente pensó que en su Italia querida, los viejos no eran tan maltratados como en estas tierras pampeanas. Si se hubiera quedado allá tal vez las cosas serian diferentes. Tal vez hubiera concretado varios sueños…

Tomó su rosario y empezó a rezar bolilla por bolilla. Con sus ojos cerrados, Francisca ponía toda su atención en sus hermanos y sobrinos. Pensó en la venta del departamento de su cuñada, y también pidió por el encargado del edificio donde vivía que debía ser operado de ulcera estomacal. A lo lejos, la radio anunciaba 3 grados bajo cero de sensación térmica. Ahora llegaba el momento mas intenso de su plegaria.

En el foro de su habitación, abstraída del mundo, y con el cristo entre sus dedos, la mujer comenzó concentradamente su descargo. Y la recordó. Veneró nuevamente la porcelana de su piel, sus ojos hondos ardiendo de pasión, la textura de su cabello ondulado cayendo sobre sus senos desnudos, y el intenso respirar que marcaba una perfecta conexión cada vez que sus almas se encontraban.

De mujer a mujer. Un lenguaje que solo algunas pocas llegaban a entender. El sentirse tocada correctamente. Esas manos que recorrían su cuerpo entero sin agresividad, con la fogosidad perfecta, conociendo cada estímulo, y encendiendo cada impulso en el momento indicado. La suavidad de las pieles de terciopelo chocando. Sudor con aroma a flor. Ardor entre las piernas. Ternura en cada susurro. Corazones latiendo juntos. Entendimiento sin la necesidad de hablar. Mutua complicidad. Y ese secreto que jamás debía ser revelado.

Como cada día Francisca cerraba sus ojos, y en una profunda experiencia religiosa la veía venir entre la gente. Con el sol y la luna en sus manos. Con la quietud de saberse amada correspondidamente. Tal era esa sensación que, por unos instantes el dolor parecía decantar. Sus labios rojo carmesí. La anatomía femenina perfecta. Su caminar sensual y mujeril. Una danza impecable, digna de ser admirada. Los lobos aullando en cada uno de sus pasos. Una yegua entre la multitud. Una bomba sexual.

Ambas se besan sin importar el alrededor. No hay más contexto, solo ellas dos. La gente se esfuma. Almas libres. Liberadas del obsoleto y separatista pensamiento ajeno. Cuando dos almas se encuentran, el envase da igual. Se abrazan, se llenan de luz, se hablan. Son confidentes. Mejores amigas. Y amantes.

A pesar de tantísimo tiempo, Francisca no la había olvidado aún. Cuando uno envejece los recuerdos se vuelven mas intensos, y mágicamente, el miedo se pierde. El prejuicio se escurre entre las cañerías de las miradas externas y la persona se vuelve más proclive a vivir como le place. Hay historias que llegan a nuestras vidas para cambiarnos radicalmente. Para escribirse y jamás ser borradas. Para soportar las tormentas más imperiosas y aterradoras. Para burlarse del olvido y persistir intactas, pese a los años. La de Francisca era una de esas historias. Y ella lo sabía perfectamente. Lo había respirado. Había llenado sus venas y pulmones con ese néctar que hoy se volvía droga venenosa en cada rincón de su cuerpo.

La última bolilla del rosario había llegado. Francisca contempló la pared de su dormitorio aguardando que sus plegarias quedasen en buenas manos. Inmóvil en la serenidad de la mañana invernal, la radio comentaba las opciones de un nuevo crédito hipotecario para jóvenes profesionales. Solo Dios sabe en que recoveco del planeta estará ella ahora. Con sus labios rojos carmesí, con su andar tan sensual, con su pelo al viento…

6 comentarios:

  1. Adriana Sabatelli4 de julio de 2010, 2:02

    Gráfico, perfecto, exacto, lleno de imágenes, en exquisita descripción. Sabe poner las palabras justas donde van, sabe transmitir con sus discurso lo que quiere decir. Uno puede leer muchas cosas, pero la transmisión onda, no se da en todos los escritores. Además tiene la delicadeza de tocar un tema transgresor, con sensillez, naturalidad, y respeto. El amor siempre es el amor, y eso no es una frase.
    Aqui la transmisión de sentimientos y pensamientos, es como una historieta que uno ve, pasando como si fuera una película por la imaginación de quien lo lee. Maravilloso,genial, emotivo.
    Adriana Sabatelli

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  2. Tomi!!!!:...me encantó!

    El amor, no importa bajo que velo, siempre es conmovedor, y aquello que en algún momento decidimos conservar en secreto...cuando no está, más de una vez desearíamos tenerlo nuevamente y gritarlo a los 4 vientos.

    Gracias por esto. Profundamente lindo.

    Dani

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  3. Tom...de 10! Me re gustó. Transmitís un tema super vertiginoso de manera muy serena, recreando cada imagen y sensación. Gracias por compartirlo!!!
    Ale.-

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  4. ¿cual es el verdadero amor? Es la palabra de los sentimientos que menos letras tiene y la mas difìcil de explicar.
    Al amor se lo ha escrito, al amor lo han dibujado, al amor lo han criticado.
    El amor es difìcil de explicarlo, la ùnica manera de definirlo es cuando se lo vive de verdad.
    Vos lograste escribir y exponer al amor!!
    Otra manera de tratar de definir al amor:
    Un hombre de avanzada edad llego a una clìnica de la ciudad para curar una herida de la mano. Tenìa mucha prisa, se lo notaba apurado y mientras lo asistìan en la guardia de aquel lugar, las enfermeras le preguntaron por què tanto apuro, y el anciano explicò que tenìa que ir a una residencia de ancianos, para desayunar con sus esposa. Contò que ella llevaba algùn tiempo en ese lugar y que padecìa de una enfermedad que habìa obnulado su cerebro, que habìa terminado con su memoria.
    Una vez que concluyeron en vendarle la herida, una enfermera le preguntò si su esposa se alarmarìa porque èl llegarìa tarde.
    No, no, dijo el anciano. Ella no sabe quien soy, hace ya cinco años que no me reconoce.
    La enfermera entre extrañada y curiosa por la actitud del hombre, le preguntò: ¿pero si ella no sabe quien es usted, porque esa necesidad de estar con ella, todas las mañanas y en el mismo horario?
    El anciano sonriò y dàndole una palmada en la mano de la enfermera le dijo: "ella no sabe quien soy yo, es cierto, pero yo todavia se muy bien quien es ella. Compartimos 50 años juntos, es la mujer que elegì, y la mujer que me elijiò, es la mujer que acompañè y la que me acompañò, a quien curè y quien me curò, quien quise de verdad y quien senti que me queria de verdad.
    La elegì a ella y SE QUIEN ES ELLA, y por eso debo permanecer allì todo el tiempo que reste de mi vida.

    Me parece que como yo no se definir al amor en palabras, querìa coontarte de alguna u otra forma èsta historia..

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  5. Gracias Tomy porque todo lo que escribìs es una verdadera caricia para mi alma cada vez que te leo. Dios te ha regalado el don de escribir e iluminar con cada palabra a quien disfuta de tus relatos. Paula

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  6. "Hay historias que llegan a nuestras vidas para cambiarnos radicalmente. Para escribirse y jamás ser borradas". Tomy me parecio maravilloso este relato, impecable, super descriptivo.
    Realmente emocionante, sos un grande, sabes ponerle palabras a los sentimientos, un genio!!
    Te mando un abrazo fuerte!!!
    Gisel Grigioni

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